Teletrabajo favorece funcionamiento activo y menor riesgo de contagio de COVID-19
Frente a la contingencia mundial por propagación de COVID-19, la modalidad de teletrabajo está permitiendo a instituciones y empresas mantener un funcionamiento activo, y a funcionarios/as resguardarse en sus casas y disminuir el riesgo de contagio.
El coronavirus COVID-19 y su rápida propagación al nivel de pandemia, ha hecho que autoridades políticas y legislativas de diversos países adopten una serie de medidas para aminorar las posibilidades de contagios. Se ha procedido –en este contexto- al cierre de las fronteras, el aislamiento preventivo; también se ha restringido la asistencia a clases, las reuniones públicas y eventos masivos; el cierre del comercio y la movilidad fuera de los hogares.
En ese marco, la modalidad de teletrabajo está permitiendo que empresas e instituciones puedan mantener un funcionamiento activo y evitar riesgos de contagio por COVID-19, específicamente, en aquellas tareas que pueden obviar la presencialidad. Esta es una medida que apoya la ventaja de tener menos gente circulando en las calles y encontrándose en espacios comunes, es que disminuye la posibilidad de propagación del virus.
¿Qué se necesita para el teletrabajo?
Primero, un equipo de computación y una razonable conexión a Internet. La idea es establecer un horario similar al que se debería tener en la oficina y estar siempre pendiente de las coordinaciones con jefes y directivos, miembros del equipo y colaboradores.
Segundo, tomar esta actividad seriamente para que las horas destinadas sean efectivas, y permitan lograr el cumplimiento de metas u otros resultados esperados. Es aconsejable, sin embargo, no dejar de respetar los horarios establecidos, procurar el autocuidado y el tiempo en familia.
Tercero, hacer análisis del cumplimiento de las labores y monitoreo de los requerimientos que, durante este periodo requerirán, mayor flexibilidad, empatía y determinación.
Fuente infografía: Observatorio Laboral Araucanía